martes, 30 de junio de 2009

Llegada

-Disculpe señorita...
-Ah sí acá está mi boletito para la maleta, permítame.
-Oiga, soy de la SEMARNAT. Está prohibido la introducción de frutas y verduras al Estado de Chihuahua.
-¿Qué?
-Sí, usted no puede pasar esa manzana al estado.
-¿Porqué?
-Es en caso de que en esa manzana se haya parado una mosca y...
-¿Cómo? ¿Se va a quedar con mi manzana?
-Sí, esa manzana se queda aquí con nosotros para incineración.
-O sea, ¿no se la van a comer?
-No, la vamos a incinerar.
-Oiga, pero eso es un desperdicio. Mire, si está bien buena.
-Bueno, entonces cómasela toda.
-Pues eso iba a hacer, pero no tengo hambre, más tarde ¿me la llevo?
-No puede pasarla. Tiene que comérsela toda ahorita mismo.
-Bueno, déjeme me como la mitad, aunque sea a ver si me cabe.
-Nooombre ¿y luego yo qué hago con esa mitad?
-Pues se la come o la incinera.
-No puedo hacer eso, ¿y luego qué voy a poner en el acta?
-Oiga pero desperdiciar es una cosa muy fea señor.
-¿Qué quiere? (es mi trabajo)
-Bueno ¡y qué tal si hubiera traído sólo media manzana?
-Pero no...
-Señor, todo en esta vida se regresa y si usted desperdicia...
(discusión se prolonga, por eso nadie quiere a los chilangos)

tssssssss
¡Estos norteños puesn!

lunes, 29 de junio de 2009

Las palabras

Las palabras volvieron. Volvieron porque tenían que volver. Allá arriba estaban escondidas, se condensaban como nubes y esperaban el mejor momento, el más inoportuno, el día en que caminaba por esa calle donde las casas no tienen techitos para resguardarse; y es larga como las tardes de Chihuahua, y va de subida y el agua baja como un río cuando ríe y me hace reír a mí también y los barquitos piratas viajan corriente abajo mientras se roban unos a otros los tesoros de algún español ricachón, y los otros que naufragan; la misma por donde un día un eucalipto cayó desde el cielo, sobre un auto vacío color amarillo, ahuyentando a los koalas que lo habitaban (porque para cuando encontraron el árbol todos habían desaparecido); ésa por donde el propietario, tras forzar la puerta, tuvo que conducirlo agachado hasta el mecánico mientras todos los vecinos se preguntaban cómo diablos era que posible aquel surco en el techo de un auto (incluso si era amarillo); la calle donde detrás de los arbustos, junto al tercer poste, bajo la tierra habita una tortuga con la cabeza deforme como cono, después de que sus dueños la atropellaran al sacar el auto por la mañana de un lunes de prisas (motivo por el que ella nunca se dignó a volver al hogar, aunque detrás de los arbustos aún los espía). La calle sobre la que, hasta el final, donde dan vuelta las hormigas cuando se mudan de casa al ponerse el sol, hay una casa blanca de grandes ventanas con cortinas rojas y adentro asomada está una niña con ganas de salir descalza a mojarse...

Entonces comenzó a llover. No traía paraguas (parapalabras). Pero hacía tanto calor sin ellas que hoy que han regresado no quiero protegerme de su caudal, incluso si causa –otra vez- estragos. Que no se vayan nunca.
Menos hoy que regreso al desierto. Menos hoy que en este aeropuerto mi acompañante es una mochila enorme y casi vacía (con una cámara y una manzana haciendo eco dentro). Menos hoy que al fin concluyo este viaje de regreso.
No, hoy no. No se vayan. Si necesito convertirme en cactácea, lo haré, me plantaré y esperaré con paciencia a la lluvia.
.
Las palabras regresaron y tengo tanto qué decir. Volvieron, como un montón de mariposas, el día en que yo creí que ya no volverían.

miércoles, 17 de junio de 2009

Ayer se murió una paloma en mi mano.
Era pequeña. Estaba sobre el pavimento, temblaba y se acurrucaba en ella misma. Yo bajaba la calle camino a la alberca. Oscurecía y aire amenazaba con llevarme, por fin, a mí también lejos del suelo. Creí que tendría un ala rota, así que la tomé con las dos manos y caminé hacia la casa. Pero a los cuatro pasos se agitó de tal forma que terminé por acomodarla sobre un pasto crecido. Y ahí comenzó a aletear, a abrir su pico y a cerrarlo una y otra vez hasta que dejó de hacerlo. La volví a tomar (Palomita, no te mueras). Se movió una vez más.

Nunca había visto a nadie morir así, tan de cerca. Solía siempre llegar demasiado tarde.

Extendió sus alas sobre el verde, su pico abierto se cerró al tiempo que sus ojos. Yo estaba perpleja: fue dolorosamente hermoso.

jueves, 11 de junio de 2009

La mejores frases las aprendí en las películas

1- Pink lemonade: not too sweet, not too sour, just too pink
2- Do you want a fresh one?
3- Eso es pa las viejas y yo soy muy macha.
4- Worse than the total agony of being in love?
5- Una flor sin duda...
6- Si te gusta el frijol, pues vas...
7- It's not me, it's my bodyguard!!!
8- These men are nihilists, there's nothing to be afraid of.

9- Dame la pistola para dormir tranquila.
10-No que ahora véanme: demacrada y marchita, desterrada, exhiliada y ¡muerta de hambre!
11-Pitty, maybe the dogs are hungry.
12-Crème brûlée can never be Jell-O.

13-Excuse me, are we a little teapot?
14-Hello, stranger.
15-Why can't I have a normal boyfriend!!

16-La ciencia ha demostrado que sólo existen tres tipos de hombres: mi papá, mi papacito ¡y esos putos!
17- Why do I fall in love with the first woman who shows me the slightest bit of attention?
18- Tienes tu talento, limitadito, pero lo tienes.
19- ¿El marido de una abrazando a la otra, y el hermano de la otra besándose con la mujer de su marido en sus propias barbas?
20- Adio pepino! torna presto!

A ver, adivinen de qué pelis se tratan.

martes, 9 de junio de 2009

Las fotos prometidas





Por cierto que la bolsa sigue ahí, pero ya no hay flores.