martes, 6 de abril de 2010

OTRO LUGAR (BIS)

La primera vez que un navegante divisó en el horizonte un territorio extendido frente a las costas de la actual Sinaloa, en 1534, pensó con seguridad que se trataba de una isla. Fortún Jiménez, quien formaba parte de la tripulación en el segundo viaje de exploración enviado por Hernán Cortés a la Mar del Sur (ahora Océano Pacífico), después de amotinarse y matar al capitán de su barco cambió el rumbo del viaje, separándose de la otra nave enviada, y fue así como llegó las playas de Baja California, justo donde hoy se encuentra la ciudad de La Paz. Sin embargo, poco después de haber desembarcado, y debido al abuso de mujeres así como al saqueo que los marinos llevaron a cabo, hubo un violento enfrentamiento con los nativos en donde Fortún y otros de sus compañeros murieron, aún bajo la creencia de que habían descubierto una nueva isla. Así lo muestran algunos de los primeros mapas del nuevo continente en donde aparecía aquella recién descubierta tierra completamente rodeada por agua.

Se le nombró California, según algunos historiadores, en relación a una famosa novela de caballerías de la época llamada Las Sergas de Esplandián, como una burla a Cortés a raíz de su fracaso en el tercer viaje de exploración que él mismo realizó, cuando trató inútilmente de establecer una colonia en esas tierras que por Cédula Real le pertenecían. En la novela había una isla, la más fuerte de todo el mundo, llena de oro y playas rocosas, poblada por amazonas y donde ningún hombre tenía permitido vivir, que se llamaba, precisamente, California.*

Ésta es la historia del nombre de la calle en que la habité mis primeros 9 años de vida, misma que desconocí hasta hace muy poco y que me ha llevado a una serie de reflexiones pertinentes para el tema que me compete.

Imagino la frustración de Cortés después de invertir cantidades enormes de dinero en tres viajes de exploración hacia un territorio completamente desconocido; aventurándose, como tantos otros exploradores de antaño, a lo ignoto en el tiempo en que los viajes se realizaban antes que el mapa.

Eso debería ser lo que constituyera a un verdadero explorador: aquél que dibujara el mapa con su recorrido. Ese que descubre una isla, ese otro que después de bordear toda la costa encuentra que en realidad se trata de una península. Ese para quien no hay un camino ni destino fijo, sólo territorio y tiempo y todo lo que pueda suceder en medio.

Ahora bien, es importante recordar que quienes realmente trazaban los mapas oficiales eran los cartógrafos, pero la labor de los exploradores era básica, aún cuando se limitara a aportar información que los primeros iban incorporando en su representación del mundo. Su memoria -prodigiosa, imaginativa, parca o borrosa- fue sobre la que se construyó nuestra idea de mundo, así como la de los reyes que nunca conocieron su imperio y la de todos los demás que por una u otra razón no tuvieron o tuvimos la oportunidad de darle la vuelta, de cruzar todos sus mares, de recorrer cada territorio, bordear todas y cada una de sus costas para comprobarlo;
antes de que la aventura se volviera un deporte y la naturaleza un escenario, (…) antes de que los cinturones de seguridad sonaran cuando no están abrochados (…) antes de que googlear se convirtiera en un aspecto de la conducta humana. En los viejos tiempos en que cada segunda persona no era un héroe y cada tercera no era una víctima y cada cuarta no estaba estresada, antes de que tuviéramos una identidad en línea (...) antes de que el nitrógeno líquido se usara para hacer helado instantáneo, antes de que pudieras obtener un expreso en Hamburgo o Milwaukee. Cuando la comida Thai era exótica y el colesterol era sólo una palabra usada para jugar Scrabble (…)**


Sí, de cierta forma aquellos exploradores trazaron los mapas.

* es.wikipedia.org
**Philippe Parreno y Rirkrit Tiravanija. Del soundtrack original de Stories are Propaganda. 2005. 35mm/DVD, 8mn40