sábado, 15 de agosto de 2009

ochocientas ochenta y dos madrugadas


No creo en las casualidades. Estoy segura de eso. Las cosas, la gente, los ciclos tienen un tiempo específico que quizá nunca alcancemos a comprender. Así, un día frío de abril caminé hacia una sala de espera -a pesar de mi voluntad y en contra de mi deseo- para esperar un destino diferente del que había imaginado. Cuando volteé hacia atrás él había desaparecido.
Ochocientas ochenta y dos madrugadas ha de aquel aeropuerto. Hoy, en plena consciencia de que subir al avión y volver a mi país era exacta y absolutamente lo que debía de hacer, puedo ver mis fotos tomadas en Alemania y disfrutarlas. Y justo este mes expongo, por fin, las dos series que resultaron de esa estancia en dos expos diferentes: Montaña azul (Hábitat) y Sperrmüll.
Hoy, que no creo en las casualidades, sí creo firmemente en la gratitud. Y, siguiendo con las dedicatorias, deseo aprovechar este medio para hacer públicas algunas.

Montaña azul
Me prometí que un día publicaría un libro de título homónimo, mismo que incluiría las fotografías, un mapa de Karslruhe, mis dibujos y el periódico con el plan de la sperrmüll. En la primera página estarían cuatro nombres:

a Daniela, Ana, Gustavo y Janes. Por su fuerza.

(Eso último sería algo así como un chiste, pues hace referencia a la fuerza física, sin la cual jamás habríamos podido acarrear esa cantidad de basura).
Gracias por despertarse antes de las seis de la mañana en un clima bajo cero. Por encontrar, cortar, jalar y empujar, por compartir. Porque una montaña no la puede abarcar ni construir una sola hormiga. Gracias.

Sperrmüll
Necesité mucho valor para volver a ver las fotos que ahora me harán famosa (ja). Todas las mañanas de febrero y marzo salí en mi bici en busca de aquellos tesoros llamados basura. Muchas veces él también. Muchas otras me preguntaba
"Wie spät es ist?", sus ojos azules apenas se entreabrían. Las seis y media. Todavía estaba oscuro. Gruñía y después musitaba, antes de volverse a quedar dormido "Oh...you have Disziplin."
Hoy es tiempo de agradecer la mañana cuando regresé temblando a su abrazo. Eran las ocho. Hubo granizo y lluvia. 2ºC de temperatura y una chamarra de otoño usada para cubrir mi cámara.
Sus brazos enormes y su voz que decía "you're so cold..."
Donde quiera que estés: gracias.

5 comentarios:

Mel dijo...

Que boniiiitooo
sube fotos de las expos para que los expatriados las veamos
:)

Ana dijo...

que bello indeed =)
presento lo que es el ojito remy

s. s. dijo...

me siento como la peor de las malagradecidas
y sí, estoy chillando...

ay Euge...

pero, lo bueno es que me da gusto que escribas esto.

Eugenita dijo...

gracias a ti también por ayudarme a escribirlo, de cierta forma después de platicar esa tarde...

Margarita dijo...

No pude escribir nada la primera vez que lo leí. Ahora, nuevamente, sólo puedo sentirme conmovida y con los ojos húmedos.