¡Vamos, tesis, vamos!
La banca estaba caliente.
(Alguien, quien aseguró verlo, escribió que el desierto era un niño llorando.)
Lloró tanto que ahora estaba seco y quieto.
Por eso no lo reconocí.
Tampoco él a mí. En cambio me nombró “la loca de la cajita”.
Sobre la banca encontré un lugar para mis piedras dentro de la mochila y partí.
(Otro le respondió que el tiempo no cambia de lugar. Tenía razón.)
Los zapatos apretados. Las llaves de mi padre cuando volvía de trabajar.
El olor a carne asada. Mi madre gritando “la ropa” cuando empezaba a llover. Lucía y Ana debajo de una cobija:
las hojas en blanco
las lagartijas en la mano
las nubes corriendo
el sol derritiendo una crayola azul
los closets eternos
los bailes en el pasillo
el olor a tierra mojada
las piedras entre los dientes
Carmen buscando tarántulas
las cajas de cartón
las carreras de tortugas
los pasteles de fresas
los paseos al videocentro
las gorras de baño
los cuentos de marcianos y frutas doradas
las clases de inglés
los pepinos cocidos
la limonada caliente
resbalar con calcetines
los días de pic-nic
las cosquillas de catarinas
la barda que mandaron pintar
la pared que tapizaron
la que se quedó igual
el autobús tres
la ventana por donde nadie pasaba
la manguera verde
el arcoris bajo la manguera verde
las cheeseburgers
los domingos
las seis de la tarde
5 comentarios:
vamos tesis!
Woooow!!! Me encanta(s)
A seguirle dando!!! ;-*
gracias chicos!! como que en el norte puedo escribir mejor, siempre me sucede eso, será porque no tengo otra cosa que hacer? o porque las palabras salen hasta por debajo de las piedras???
sì, hermosa!! Ya casi està!! Que salgan las palabras y sigan acumulàndose las piedras!!
No soy "Anònimo", soy Margarita
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